"Los lunes al sol" F. León de Aranoa. |
Los factores que influyen sobre estas
escasas opciones de encontrar empleo son varias, pero sin duda las que más pesan
son el rechazo social de las empresas y la ausencia de políticas de empleo,
realmente eficaces.
¿Qué pasa con un trabajador/a de 50 años,
que a esa temprana edad se queda al margen del mercado de trabajo? Que se queda
al margen de la vida, pues habitualmente (más entre hombres que entre mujeres)
pierde su identidad y el sentido del día a día,
su para qué. El problema no es sólo que se desaprovecha la experiencia de todas
estas personas. Es algo más grave pues se está gestando otro problema mayor. Hablamos
de personas que tienen derecho a su bienestar, su seguridad, su propio desarrollo
personal, y su confianza en un futuro que aún les puede aportar nuevas experiencias
de vida. El empleo forma parte de ese contexto del que aquí hablamos.
Si no se toman medidas al respecto, se deja
fuera a los que constituyen los pilares importantes de la familia y por
extensión de la sociedad.
Un padre y/o una madre, desanimados, desmotivados, con sentimiento de inutilidad,
desesperanza, e inactividad, arrastran en su tristeza a todos los miembros de la
familia. ¿Qué es del joven que crece en ese entorno de desilusión y oscuridad;
de esa pareja que ve peligrar su relación como consecuencia de la difícil situación;
de los padres que ven como los abuelos son quienes llevan la economía de su
hogar…?
Es mucha la responsabilidad que hay en
juego y mucho lo que, desde la sociedad y las instituciones, se puede hacer
para devolver la esperanza a este sector de la población que, si bien es cierto
que tiene menos años laborales por vivir, conoce la receta de lo que se
necesita para cualquier trabajo que se precie: sentido de la responsabilidad, compromiso,
experiencia, conocimiento, sabiduría... ¿Qué más les podemos pedir?
Según manifiesta José Luis Linaza,
catedrático de Psicología Evolutiva de la Universidad Autónoma
de Madrid (UAM): "Es un panorama
tremendo con una carencia gravísima: la falta de horizonte. Sin él no queda más
que morirse, y no es lo mismo eso a los 90 años que a los 50. Esa falta de
perspectivas lleva a la desesperación en algunos casos. Es una bomba de
relojería para quien lo sufre y para los demás. No es humano".
Tanto jóvenes, como adultos, sean de la
edad que sean tienen derecho al reconocimiento y a la valoración dentro del
entorno laboral. La ilusión y la esperanza forman parte de la historia
particular y el bienestar social del ser humano.
Y como ha manifestado recientemente el seleccionador Vicente del Bosque, persona de gran reconocimiento por su calidad tanto profesional como humana: "Queremos meter sangre joven, pero tenemos que ser muy respetuosos con aquellos que nos han dado tanto".
Mª Jesús Gigosos G. - BLOG DEPSICOLGÍA
Mercedes Gigosos G. - BLOG DE COACHING,EMPLEO Y FORMACIÓN
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