Volver de vacaciones e
incorporarnos a la vida del día a día suele implicar un período de
tiempo y un proceso de adaptación. Todo ello implica un esfuerzo que, si
es excesivo, sin darnos cuenta olvidamos en muy poco tiempo el descanso
logrado durante las vacaciones. Y no se trata de eso, sino de todo lo
contrario. Lo mejor es que esas sensaciones se prolonguen y sigan en
paralelo a nosotros ayudándonos a nuestro crecimiento y desarrollo
personal. Como en cualquier otro proceso de cambio las personas tenemos
en nuestras manos herramientas y recursos para conseguir manejarlo sin
que nos pese.
Si te resulta costoso te recomiendo leer la entrada Me cuesta volver al trabajo, de este mismo blog. Aunque centrado en el ámbito laboral se puede aplicar en cualquier otra situación vital diferente en la que haya que volver a incorporarse (estudios, cuidados de mayores, de niños…) y nos cueste trabajo hacerlo.
Nuevas ilusiones y nuevos proyectos (no necesariamente tienen que ser grandes metas) nos ayudarán a incorporarnos mucho mejor.
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