Cualquier
situación de ruptura de pareja conlleva habitualmente un difícil
proceso de adaptación. Si además, ésta se produce sin una oportunidad de
explicación se vuelve aún más complicada y dolorosa.
Cuando
una pareja rompe, caen por tierra proyectos de futuro, ilusiones, y se
producen cambios en muchos aspectos de la vida de cada una de las
personas que han conformado la relación (rutinas, aficiones, amistades,
relaciones familiares…). Es importante considerar que una ruptura abre
un proceso de reflexión, un tiempo de dolor y una adaptación. El
objetivo es poder cerrar la situación y considerar que se pasa página de
todo ello.