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Frase de la semana

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viernes, 14 de octubre de 2016

Cómo hacer amigos...

Con cierta frecuencia aparece en la terapia el problema de la falta de amigos (hablamos de amigos y amigas). Suelen ser personas a las que sus circunstancias les enfrentan a cambios (separación, fallecimiento, jubilación…) y que descubren que no tienen con quién contar en su día a día. No tienen con quien salir, ni con quien hacer planes, o no cuentan con ese amigo que les ayuda o escucha en los momentos de dificultad.

Vivimos inmersos en una sociedad que cada vez es más individualista. La falta de tiempo, las redes sociales y los intereses individuales están en la base del cambio. Para algunos es importante tener muchos contactos en Facebook o Twiter, pero no se dan cuenta de que son eso, contactos. Y no amigos. Para algunos, al menos está la familia.

Por otro lado, cada vez es más frecuente que las personas cuenten con diferentes grupos en función de actividades o ámbitos compartidos (compañeros del curso de inglés, de baile, de trabajo…), en los que entran y salen nuevas personas. De vez en cuando hay alguien con quien se conecta mejor. Sin embargo, esa mayor conexión se queda simplemente en eso, “alguien con quien me entiendo mejor del grupo”. Ese potencial amigo se diluye ahí, en el grupo.

Los humanos somos seres sociales por naturaleza. Nos vinculamos y desvinculamos de forma continuada. Aunque cada edad tiene unas necesidades, el contacto con los demás nos aporta bienestar, seguridad y tranquilidad. Y no es una cuestión de cantidad, sino de calidad.

¿Cómo hago entonces para tener amigos?

Las amistades hay que trabajarlas siempre y de forma constante en el día a día. El amigo cercano y personal se hace con el tiempo y hay que mantenerlo. Se trata de una relación en la que las dos partes se van conociendo y poco a poco van alimentando la amistad con experiencias compartidas, intimidad, confianza, complicidad y con afectos.
  • El primer paso es pararnos a pensar en cuál es nuestra realidad.
  • No des por hecho que los amigos permanecen sin más. O les cuidamos o la amistad se desvanece.
  • Pon interés en ello y deja tiempo para los amigos.
  • Si tenemos amigos casi olvidados, activa la relación.
  • Si necesitamos ampliar nuestro círculo de amistades, si nos sentimos solos, habrá que plantearse que hay que ponerse en marcha para lograr nuevos contactos y por lo tanto, posibles amistades. Sabemos que la juventud facilita las opciones y que la edad, con las obligaciones familiares, laborales… hacen más complicada esta tarea. Pero con todo, no es imposible. Busca oportunidades.
  • Trabaja tu seguridad personal, y reflexiona acerca de cómo te enfrentas a la situación de dejar entrar a otra persona en tu vida.
  • Actualmente, a través de las redes sociales, las actividades de ocio, el deporte… se pueden gestar los primeros contactos.
  • Hablar por teléfono, reunirte con ellos, dar un paseo, tomar un café, quedar para una comida, ir a exposiciones, charlas, conciertos, bailar… son múltiples las opciones que hay para compartir y fortalecer la relación.
  • Manda un saludo de vez en cuando: “qué tal, cómo te van las cosas…”, si ves que no puedes poner una cita.
  • Toma tú la iniciativa y no esperes a que lo haga el otro.
  • Acepta las oportunidades que te brindan los demás.
Las habilidades sociales se aprenden con la experiencia y las situaciones de vida. Si sientes que tienes dificultades no dudes en pedir ya ayuda profesional.

Ponte en marcha y no esperes a darte cuenta de que no tienes amigos en algún momento en el que contar con ellos puede ser de una gran ayuda. Disfruta, comparte y enriquece tu vida con una buena relación de amistad

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