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Frase de la semana

Frase de la semana

miércoles, 15 de julio de 2015

ME CUESTA MUCHO ACEPTARLO

Aceptación es esa palabra clave que con frecuencia surge en mis sesiones y que aparece como punto de inflexión para lograr el cambio, en momentos en los que la persona se enfrenta con sensación de estar atrapada. Ejemplos de situaciones son: “Mi pareja me ha dejado”, “mi trabajo ha cambiado y no me gusta lo que hago”, “desde que soy padre mi vida no es la de antes”… Esta semana, en especial, ha sido un tema recurrente que me ha abierto la posibilidad de hacer una reflexión sobre ello en el blog. 
 
En mí día a día constato que hay personas que se enfrentan y luchan contra la corriente en distintos ámbitos de su vida, no siendo conscientes del desgaste que esto les implica y de la incapacidad para poder disfrutar de momentos que, pudiendo ser gratos, reconfortantes e incluso enriquecedores, quedan invisibles bajo todo ese remolino de malestar. ¿Es tu caso? Si ese es así, ¿te has planteado en algún momento lo que pierdes en ello?, ¿te merece la pena?, ¿consigues lo que quieres?, ¿crees que puedes hacer un cambio a tu favor?

Si tu deseo es cambiarlo, por qué no ponerse a ello. Espero que las siguientes pautas te resulten de ayuda:

Para comenzar, hay que tomar conciencia del conflicto o problema al que nos enfrentamos, y observar cuáles son nuestras respuestas. Una misma situación problema puede ser percibida de forma muy diferente por unos y por otros. Hay quien la experimentará con una emoción intensa (dolor, ira, irritación…) o quien lo hará con menor carga emocional.

Somos cada uno de nosotros, con nuestros pensamientos, los que damos lugar a la emoción y, quienes condicionamos con ello la conducta presente y futura. Determinamos de esta forma que las circunstancias se conviertan en ese problema activo.

Por lo tanto, está en nuestras manos liberarnos del malestar y buscar activamente el camino para salir del problema. Y aquí es donde con frecuencia se plantea la dificultad.

¿Cómo puedo llegar a la aceptación?
  • Como ya hemos dicho, entendiendo y aclarando las circunstancias reales a las que me enfrento. Conciencia y objetivación del problema. 
  • Reconocer las emociones que el hecho nos provoca. No rechazarlas sino experimentarlas como tal. Si tengo ira, aceptarla. Si siento tristeza, vivirla. De nada te va a servir engañarte o rechazar algo que está presente y que lo hace porque tiene una función que es adaptativa. Lo que haré será aprender a manejarlas y tener su control.
  • No enjuiciar los hechos, ni enredarnos en la situación. Reconocer que lo que ocurre forma parte de nuestra historia real.
  • Comprender que “aceptar” no implica estar de acuerdo ni compartir lo que ocurre o lo que sucedió.
  • Entender que el entorno, en muchas ocasiones, no lo podemos cambiar. Es nuestra percepción y actitud lo que nos hará sentirnos mejor.
  • Puedes hacer mucho por cambiar lo que no te gusta, pero entiende que no todo está en tus manos.
  • Comprender que la vida no siempre es justa.
  • Busca un momento para reflexionar y hacer el siguiente ejercicio. Mejor cierra los ojos y haz antes varias respiraciones tranquilas.
       1º. Toma entonces conciencia de cómo sería tu vida si decides y deseas liberarte del peso del pasado y abrir la puerta a un presente y futuro de forma diferente. Imagínalo lo más vívidamente posible.

       2º. Imagina qué será de ti en un futuro si sigues dejándote llevar por las actuales circunstancias. Vuelve a utilizar la imaginación para meterte en la situación.

       3º Ahora, colócate ante las dos situaciones. Obsérvalas desde fuera. Elige. Tú decides. Nadie te obliga.
  • Si has elegido la opción de aceptar, repite cuantas veces necesites que esa es tu opción. La has elegido tú.

Poner en marcha la aceptación te facilitará ser más positivo y más tolerante a las frustraciones, a los demás y al mundo en general. 
Los problemas a veces pueden sobrepasar a las personas e incluso dejar huellas que dificulten su salida. En otros casos, hay emociones intensas como el odio, resentimiento, rencor… que pueden precisar de un trabajo más profundo. 
Si es tu caso, pide la ayuda de un profesional para que te oriente y acompañe en el proceso de aceptación.