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Frase de la semana

Frase de la semana

miércoles, 2 de enero de 2013

Mi pareja me ha dejado, pero sin embargo dice que aún me quiere: ¿CÓMO ALGUIEN QUE DICE QUE TE QUIERE, SE SEPARA DE TI?

Cuando un miembro de una pareja decide romper con la relación que mantienen desde hace tiempo, para la otra persona es relativamente fácil entender que lo hace porque no hay amor, ha conocido a otra persona, porque ya no se siente lo mismo, etc. Lo que resulta incomprensible y difícil de asimilar para algunos es que quien decide separarse y marcharse del hogar afirme que, a pesar de la decisión de separarse, aún le quiere. ¿Por qué entonces no quiere seguir conviviendo?

Para dar una respuesta adecuada a esta pregunta hay que comprender qué es lo que inicia y qué es lo que mantiene unida a la pareja.

Dos personas inician una relación cuando sienten una atracción mutua. Con el tiempo, esta se consolida en la medida en la que ellos saben que se complementan. Coindicen en sus principios básicos de vida y, comparten gustos y aficiones. Surgen entonces nuevos objetivos, sueños y un proyecto de futuro compartido.
Según va pasando el tiempo, la relación de pareja se va enfrentando a gran cantidad de circunstancias a las cuales tendrá que responder y adaptarse. Para ello deberá hacer uso de estrategias adecuadas que faciliten su mantenimiento y equilibrio. Hay que entender además, que cada persona es única y cada una de las partes tiene su educación, sus creencias y sus propias experiencias de vida.

Para que una relación resulte satisfactoria los beneficios o refuerzos deben ser superiores a los costes que supone el mantener la relación. La comunicación, el contacto físico, las actividades conjuntas, actitud positiva y flexibilidad son ejes fundamentales de ese mantenimiento.

Son muy diversos los motivos que pueden llevar a una ruptura. Puede desaparecer el amor, puede haber una falta de respeto y valoración, problemas físicos, psicológicos, económicos, afrontamiento inadecuado de los conflictos, obstáculos para la vida personal… Cuando las dificultades y conflictos son recurrentes e intensos, cuando no hay felicidad, algunas personas hacen un balance de su historia, concluyendo que no se encuentran satisfechas con la relación y que no tienen una vida completa. Si la persona se siente agobiada, con falta de libertad, si ve que la relación afecta a su desarrollo personal es cuando, sin necesidad de dejar de amar puede plantearse, bien modificar la relación en un sentido positivo o bien decidir que lo mejor es optar por la ruptura para no renunciar a su persona y a su propio bienestar personal.

Las personas que eligen hacer cambios en la pareja consideran que merece la pena seguir compartiendo lo que les llenó de satisfacción, decidiendo poner en marcha estrategias para superar los problemas que dificultan en ese momento la vida conjunta.

Cuando las personas optan por la segunda opción, y que es el caso que aquí se plantea, suelen tomar su decisión después de unos cuantos intentos de cambio con resultado negativo y tras un largo proceso de reflexión personal. Pueden seguir manteniendo el amor por la otra persona, pero su decisión responde al deseo de autonomía, respeto a su propia persona y a la búsqueda de equilibrio emocional.

Una buena separación es siempre mejor y más saludable que un mal matrimonio, no solamente para la pareja sino también para los hijos.

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